MADRID EN AGOSTO
AGOSTO EN MADRID
Madrid, que vibra y vive a un ritmo vertiginoso, de tráfico endiablado, donde es hora punta desde que se abren las primeras luces del día hasta entrada la noche, se transforma en agosto como la cenicienta del cuento.
Se vacía literalmente. Las carreteras de salida, estaciones de tren y aeropuerto hierven de gentes cargadas de equipaje y de ilusiones y sueños acumulados durante 11 meses para liberarlos en el lugar elegido de sus ansiadas vacaciones.
Quedamos aquí los guiris, cuatro despistados y los que no tenemos casa o familia en el pueblo, dispuestos a disfrutar todo lo que Madrid nos ofrece, incluídas las altísimas temperaturas de este verano.
Conduces tranquila y relajada por toda la ciudad, sin que te sobresalte y achuche la nerviosa o nervioso de turno, parado detrás, con el dedo pegado al claxon en el mismísimo instante que el semáforo cambia a ámbar.
Aparcas a la puerta de donde vayas sin la más mínima preocupación por si es verde o azul, si tienes monedas, ni la hora marcada para volver a alimentar la insaciable maquinita, ni echar mano de limitadas dotes interpretativas e imaginación para conmover y convencer al vigilante de turno de la imposibilidad de retirar el coche a la hora fijada en el boleto.
Encuentras hueco, a la caída del implacable sol, en cualquiera de las innumerables terrazas que proliferan por aceras plazas y parques con algún amigo despistado que, como tú, se ha sumado a disfrutar de Madrid en agosto, para saborear una cervecita, o dos, enredados en el gran placer de charlotear de lo divino y lo humano. Menos divino y más humano por aquéllo de la supervivencia en estos últimos cuatro años.... y lo que queda.
Puedes lograr, en las incursiones por las tiendas, algún trofeo de tu talla, modelo y color en los últimos días de rebajas, eso sí, pasando por alto el insistente reclamo de escaparates y tiendas ya preparados para otoño-invierno. Con estos calores!!, Qué pereza!! Por si no va lo suficiente deprisa esto del tiempo.! Además, el marketing lo tendrá bien estudiado, pero qué forma de atropellar el mes de agosto empujando con el otoño.
Ni el día de la semana ni la hora condicionan para participar en la extensa y variada programación a lo ancho y largo de la ciudad, de espectáculos al aire libre, muchos de ellos gratis o a precios asequibles.
Y las fiestas populares?, el pueblo de Madrid, aun con todos los recortes y el pertinaz 21 % de IVA no ha dejado de honrar a sus patronos, enlazando una con otra, tres castizas verbenas. Las Asociaciones Vecinales junto con los establecimientos de la zona, se han empleado a fondo para llevar a cabo, con éxito rotundo, este empeño, del que han disfrutado y participado todos los vecinos y los que hasta aquí nos hemos acercado
El pasado fin de semana, la verbena de La Paloma, con chulapas y chulapos, limonada, agua, azucarillos y aguardiente, casquería, música y muchas ganas de diversión ha cerrado las fiestas patronales.
Antes de que el encanto de este agosto urbano, de asfalto recalentado, con los termómetros allá en lo alto, se desvanezca y de nuevo nos topemos con el Madrid ruidoso y bronco, la vuelta al cole, atascos a tope, el gran ajetreo de idas y venidas, el metro, el autobús arrancando en el momento que, sin aliento, se alcanza la parada y los madrileños soñolientos, apresurados, sumidos en cálculos y piruetas para llegar a fin de mes, recuperen sus quehaceres o la búsqueda de qué hacer, apuremos estos días y luego, ya en septiembre, las risas y los gratos recuerdos de los buenos momentos, ayudarán a afrontar la cruda realidad.
Esta cruda realidad por la que el FMI, BCE, UE y no sé cuántas
instituciones talentosas más sugieren seguir estrujando a la ciudadanía para que
continúe, con sueldos más reducidos y jornadas más extensas, financiando sus
reconocidos equívocos.
Veremos.....
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